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Será este marzo cuando se venza el plazo brindado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) para que los bancos registren los datos biométricos de todos los usuarios, con el fin de evitar sanciones futuras y daños reputacionales.
De hecho, fue en marzo de 2020, cuando venció la primera prórroga que dio la CNBV para implementar esta tecnología en el sistema financiero; sin embargo, debido a la propagación de la pandemia en el país, se otorgó un segundo plazo que caducó en noviembre pasado y ahora será hasta finales del primer trimestre de 2021 cuando todos los bancos tendrán que usar estas funciones.
Lo que se busca con estos sistemas es garantizar la seguridad de los usuarios y prevenir el robo de identidad. Para ello, cada banco, a partir de ahora deberá tomar registro de las huellas dactilares, voz, rostro o iris de las personas y así conformará una base de datos.
Hoy en día existen ya instituciones bancarias que están teniendo éxito en el uso de datos biométricos para proteger a sus clientes. Por ejemplo, con el uso de la huella dactilar que se compara con la información en la base de datos del INE para validar la identidad del cliente; o la huella de voz que verifica la frecuencia, velocidad y tono para autenticar al cliente; o el reconocimiento facial para usar aplicaciones de banca móvil.
Si bien, la regulación propuesta por la CNBV implementa un trabajo en colaboración con el INE, mismo que, cuenta con información de más de 90 millones de personas, también hay otras instancias con la información suficiente para fines de validación, siendo el SAT con 5.5 millones de registros biométricos de usuarios y la Secretaría de Relaciones Exteriores con 2.5 millones equivalente a los pasaportes otorgados por año, por mencionar algunos.
En este panorama, ante la falta de biometría facial, por parte del INE, y el hecho de que los bancos estén ahora presentes en los dispositivos, hace que el uso de la biometría dactilar se robustezca. Por lo que se espera que este tipo de registro termine dominando en todas las instituciones financieras en corto tiempo, para lo cual la CNBV deberá ir adaptándose a los requerimientos necesarios.
Teniendo como referencia a países como Etiopía, Portugal y Reino Unido como ejemplos de gestión y manejo de datos biométricos, México busca no solo brindar una mejor experiencia dentro de sus instituciones financieras sino brindar certeza de que la información de cada uno de sus clientes no será vulnerada.
Con esto, se busca fomentar no sólo la reducción de fraudes sino que, a medida de que cada institución perfeccione la recopilación de esta información, sea capaz de combinar otras innovaciones tecnológicas a fin de asegurar nuevos niveles de seguridad o autenticación.
El resultado sería un conjunto de información altamente efectiva desde la nube, pasando desde sus sistemas privados y factor humano, convirtiendo así a la identidad o rastros de esta como parte de la organización, siendo ahora un activo primordial en su negocio y un factor indispensable para impulsarlos hacia su correspondiente transformación digital.